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RELATOS CUÁNTICOS

 


Aquí compartiré con aquellos que quieran acercarse, "mis" relatos y cuentos que no son míos, son de todos, porque surgieron de una dimensión incognoscible pero compartida; yo sólo estuve disponible para bajar de algún lugar del campo cuántico unas historias que tienen que ver con el ser humano y sus diferentes procesos en su camino hacia algún lugar de sí mismo, incluso cuando camina a campo abierto; pues toda experiencia sea relación personal, con el medio, sea natural o artificial, siempre son caminos que nos conducen inexorablemente hacia el auto conocimiento.  


Éste es un espacio para gente inquieta en el mejor sentido de la palabra, o llena de curiosidad, que no se conforma con lo que la sociedad  común tiene establecido, porque intuyes que hay mucho más de lo que te cuentan. 

Tal vez tú seas una de esas personas a la que alguna de estas historias pueda resultar de utilidad en tu camino de búsqueda. 

Si eres ese buscad@r incansable de verdades más completas y profundas estás en el lugar correcto.

Saloa




Este es el primer relato de una serie de diez, en el que se nos adentra en el programa básico de supervivencia que nos opera por defecto a todos los seres vivos y por supuesto también al humano.

Este libro consta de dos series, en la primera, titulada “El Observador del futuro”, Elm, un joven venido del futuro explica a la joven Aline los diez planos de frecuencia de conciencia que nos operan inconscientemente, y como abordarlos desde una mayor coherencia y consciencia.
En la segunda serie titulada “Crónicas desde el vacío”, cada relato trata un tema de interés universal, familia, dinero, enfermedad, soledad, amor, muerte etc., desde esta percepción expandida, inspirada por la mismísima Nada.

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EL OBSERVADOR DEL FUTURO

 

I

Supervivencia

Aline contemplaba  al sol rojo que se apagaba tras la montaña y teñía el cielo con pinceladas  de violeta.

 

Todo callaba. La luz y la oscuridad se fundían en un instante indefinido, imperceptible, que daba paso a la noche.

Algo muy veloz cruzó su campo de visión. Fue tan rápido, que en un instante ya estaba allí. Se estremeció cuando su mente no pudo comprender lo que ocurría.

La figura delgada de un joven con movimientos suaves se acercaba hacia ella. Pensó en salir corriendo, sin embargo, no lo hizo.

—Hola, soy Elm.

—Yo soy Aline, ¿quién eres? ¿cómo has llegado hasta aquí?

Elm, esbozó una sonrisa. La miró intentando adivinar el efecto que su respuesta iba a tener en ella.

-Vengo de un lugar lejano. Vengo del futuro.

—¡No lo comprendo!                                              

-Tranquila amiga. No temas. Solo soy un observador neutral.

—¿Un observador neutral? no te entiendo.

—Observador de tu presente, tú me has llamado.

—No lo recuerdo.

Aline recordaba que pidió respuestas al universo. ¿Sería este joven quien las traía?

—Es posible que hiciera algunas preguntas,  ¿acaso tú puedes responderlas?

—No lo sé, ¿qué quieres saber?

—A veces me pregunto sobre las necesidades humanas.

—¿Qué tipo de necesidades?

—De supervivencia, pienso lo poco que han cambiado las cosas desde la prehistoria.

Necesitamos trabajar para  conseguir alimentos y cobijo, y desempeñar un trabajo que nos provea de la economía suficiente para cubrir nuestras necesidades más básicas.

Siento  que estamos en un maldito círculo repetitivo sin salida que nos limita y

condiciona.

—Lo que dices es interesante —respondió pensativo Elm.

—¿Acaso en tu país no ocurre lo mismo?

¿Cómo vivís entonces?

—De donde yo vengo hace tiempo que nadie sufre por el sustento, es algo que resolvimos.

—¿Cómo lo hicisteis? preguntó Aline intrigada.

—No recuerdo exactamente, pero sé que fue en el momento que dejamos de temer.

—Con  los ojos muy abiertos, Aline intentaba  atrapar la luz de sus palabras.

—Ocurrió cuando dejamos de identificarnos con nuestra mortalidad, con nuestro físico.

—¿Cómo puedes no identificarte con tu cuerpo?

Elm respondió con otra pregunta:

—¿De verdad crees que tu cuerpo físico es todo lo que eres?

Aline no fue capaz de dar una respuesta afirmativa rotunda, simplemente no pudo.

—Y si no eres este cuerpo físico teniendo una experiencia en este mundo ¿quién eres entonces?

—Si, ¿quién soy?

En ese momento el observador del futuro se desdibujaba, su imagen se desvanecía.  Aline asustada  preguntó.

—¿Qué ocurre, no eres real? ¿acaso eres una alucinación?

—Esa no es la pregunta Aline. Haz la pregunta de verdad y volveré para darte una respuesta.

 


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